06 julio 2009

Mi niñez, ¿dificil? .... NO

Recuerdo que la vida para mí ha sido complicada, --no quiero usar la palabra difícil, porque no me quiero victimizar--, pero al darme cuenta que muchos de mis contemporáneos tuvieron un crecimiento más accesible a ciertas facilidades de vida, veo que si me toco la parte complicada.

No me arrepiento de lo que he hecho o vivido, pues me ha permitido ser como soy, con todos mis defectos y mal carácter, pero soy, o al menos así me considero, una persona correcta. –bajo mi propia perspectiva--. Mi infancia fue de chajalele, trompo, capirucho, cincos y un camión de madera de alusión folclórica, esos eran mis juguetes, mis distractores, al igual que el de mis compañeros de escuela y vecinos.

A los 8 años ya me enviaban a la escuela solo, y nunca tuve el valor de irme de capiuza, como se decía y en la actualidad creo que también, por el mismo temor que mi mama acertadamente me infundía, ….. mijo de la escuela directo a la casa, porque se lo pueden robar, no le hable a extraños, no se junte con los niños malcriados, etc,,,,, las broncas callejeras nunca me faltaron, en la parte de atrás de la escuela existe hasta la fecha un callejón, el cual ha sido testigo de las innumerables peleas en las cuales también fui participe, por honorabilidad, jajajajajajaja, nada que ver, broncas de niños, que se arreglaban como hombres, a puro puño limpio, en la actualidad los niños son montoneros y hasta armas de fuego creo que usan, y eso ya no es por hombría, sino violencia, descomposición, desprecio a la vida de los semejantes.

Lo chilero de estas broncas era cuando uno se autodenominaba ganador de la bronca y toda la guirada lo seguía a uno y le daba sus palmadita en la espalda a uno y quería hasta ser tus cuates, lo malo era cuando llegaba a la casa y mi mama al verme hinchado de la cara se asustaba y después de curarme ella me daba una tunda para que aprendiera a no pelear, y no era todo, porque todavía tenía que esperar a que llegara mi papá, y recibir también la tunda de él. Pero al final de un día de bronca, la satisfacción era que había ganado la pelea de la escuela, jajajaja.

Desde patojo me toco trabajar, y pase desde ser el patojo que llevaba los abarrotes de los clientes de supermercado a su carro, pasando por una herrería, una carpintería hasta el día que me gradué del bachillerato.

Pero este breve recuento de lo que fue mi niñez, no es lo mismo para las generaciones actuales, que están inmersas en otro tipo de problemas y con vidas mucho más agitadas, por los avances del mundo, que en termino de 20 años, se ha disparado, y en termino de 10 años toda la tecnología se abarato y es de fácil acceso para todos. Mis hijos por ejemplo, en ellos me doy cuenta de sus gustos y tendencias de juegos, influenciadas por la televisión por cable, claro que ellos no les tocara irse solos al colegio o trabajar desde temprana edad, yo cuido mi salud para poder estar con ellos, estoy casado con una mujer increíblemente especial, toda una dama, profesional y que me hecha la mano pero sorprendentemente.

Trato de facilitarles la niñez y prepararlos para este mundo tan competitivo, y que las exigencias académicas se incrementaran con el pasar de los años, y la tecnificación de las carreras, sin embargo, soy exigente con ellos, para que aprendan que no siempre se puede tener, muchas veces hay que apretar el cincho, esto es para los días difíciles, saber afrontarlos.

La vida es un regalo, y hay que vivir al máximo, todos hemos vivido al máximo, a todos nos gusta vivir al máximo, quien no ha vivido al máximo? De acorde a nuestra época, así ha sido el máximo de nuestras vivencias, pero todo esto lo digo, porque soy feliz, soy feliz por lo que viví, por lo que he vivido, aunque muchas veces sufro, me frustro, porque las cosas no salen como deben salir, por el tiempo y el esfuerzo invertido, pero aprendí que al final la satisfacción de haber hecho las cosas bien, es el mejor aliciente para la derrota.

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